Desde que existe la humanidad, ésta ha buscado el refugio. El sol y la lluvia siempre han estado ahí, por lo que siempre se ha lidiado con ambas cosas a través de distintas invenciones: paraguas, toldos, jaimas, etc.
En muchas ciudades españolas es habitual encontrar calles o plazas engalanadas con grandes toldos para los meses de verano o en ocasiones especiales. Colocar y retirar anualmente estas estructuras supone un elevado coste para las arcas de los municipios además de, al permanecer durante meses a la interperie, son proclives a la suciedad. No es menos importante comentar el daño visual que causan y la necesidad, en muchos casos, de intervenir sobre fachadas históricas.
Esto podría parecer algo trivial, pero cada vez más es más habitual quejas de la ciudadanía sobre las denominadas “plazas duras” ya que, ante la imposibilidad de colocar árboles sobre terrenos cuyo subsuelo está ocupado por estaciones de metro, túneles o aparcamientos, nos encontramos con espacios públicos sin ningún tipo de sombra o protección.


Un ejemplo especialmente relevante son las llamadas Setas de Sevilla. Esta estructura se diseñó precisamente para resolver el problema anterior, ya que permite dar cobertura frente al sol y la lluvia, a la vez que su ligereza le permite conservar debajo una serie de yacimientos arqueológicos, además de dar espacio a diversos locales de hostelería y oficinas.
Esta obra sirve, también, como una protección ante el ruido, ante el estrés de la ciudad.
Sin embargo, se trata de una edificación permanente. Situada en pleno casco histórico de la ciudad, no son pocas las voces críticas respecto a su impacto en la estética de la plaza. Habría que añadir que este diseño, dotado de una gran personalidad, es difícilmente exportable a otro tipo de espacios.
¿Entonces, por qué no buscar una manera de convertirlo en un sistema adaptable? En este trabajo, se propone una manera de generar protección ante el sol y la lluvia en las ciudades o grandes superficies que solvente todas estas problemáticas.
APLICACIÓN BIÓNICA
Para lograr este sistema, comenzamos mirando a la naturaleza. La primera inspiración es el bosque, que no es otra cosa que una gran estructura formada por árboles individuales. El crecimiento de éstos forma una geometría conocida como los diagramas de Voronoi, un patrón repetido en numerosos elementos de la naturaleza, como las alas de los insectos.
Una versión regular de estos diagramas es el hexágono, que puede encontrarse en los panales de abeja. Es conocida esta geometría como la manera óptima de encajar volúmenes adyacentes, permitiendo adaptar la colmena a cualquier lugar.
Para obtener esta estructura, podemos hacer referencia a otro elementos de la naturaleza, esta vez en cómo los animales despliegan membranas móviles. Más concretamente, las alas de los murciélagos o las patas de algunas aves nos indican una manera en la que, con el mínimo de elementos, se puede extender una superficie.
En la arquitectura española podemos destacar dos ejemplos de esta idea. La Basílica de la Sagrada Familia, de Antoni Gaudí, y el Pabellón de España (o Pabellón de los hexágonos), de Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún, representan dos aproximaciones diferentes al concepto de un bosque urbano.
Imitando las ramificaciones de los árboles, logran cubrir una gran superficie, a la vez que crean un espacio de recogimiento a través de la geometría.
BOCETOS
A partir de estas formas, se comienza a investigar sobre la imagen las distintas posibilidades de creación. Se pueden observar distintas aproximaciones de la forma, problemas observados y nuevas posibilidades. Lo más destacable es encontrar, mediante esta aproximación, que podía crearse una estructura que, en combinación con otro elemento igual, formase un hexágono.
Sobre esta premisa, se diseña un sistema de toldos extensibles que, imitando la forma de una hoja y la estructura de los murciélagos, son capaces de formar “bosques urbanos”. Estos serían unos espacios de protección contra la luz y la lluvia, pero también ante el ruido y el estrés de las grandes ciudades. Este sistema puede replegarse para evitar el impacto visual y prevenir el desgaste, conservando un uso como farola y, gracias a su material reflectante, integrarse en el paisaje.
Realizado durante el Máster de Diseño de la Universidad Complutense de Madrid.

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